viernes, 7 de noviembre de 2008




El miedo no importa y el desazón de melodías tampoco, el dolor es pasajero aunque a veces se queda junto a la tibieza del aire, a lo armonioso de la locura y al humano sabor de la sangre, eres el hombre sin mirada, el hombre que me arranco la ironía y el humor negro, eres el hombre que me dejo en medio de los eucaliptos y las robles, por ti despierto bañada en sudor y muerta de miedo, pero no del miedo que te detiene y te quita la calidez de las palmas de los dedos, de las heridas, de la sutura del color rojo, eres el hombre que evado en las melodías, eres el hombre que me duele como una muela,  se desprende de la música, él que no está, pero  quiero golpear, eres el hombre con el que sueño, el miedo solo es una emoción se impregna en mi transpiración, en los callejones, el miedo solo es parte del vivir, es como la laguna de sonido donde se esconden los pensamientos y las ganas de huir, de vomitar bacterias, de introducirme en una batalla, con las malditas ganas de estar sola.
El miedo es el pasajero de las ironías, el miedo no existe, aunque debería darme risa, porque veo que tú tienes más miedo que yo.

El enjambre desapareció entre el miedo

1 comentario:

híbrido dijo...

Es difícil, hablar del miedo, soñar, leer, viajar olvidar despedirse con caché, caché como el de tomar vino en las exposiciones.