martes, 18 de agosto de 2009


Antes de irme en un barquito de silencio me encontré llena de espinas de arboles, mientras una serpiente corría despacio junto a al tibieza del mar,

Hubo una vez que soné con el hombre especial de escarabajo del mal, de especies raras, lleno de saliva en la mirada, un hombre incapaz de invocar tristeza con sus acciones, aquel hombre comedor de arañas y asesino del silencio, creador de la música, amante perverso incapaz de maltratar gatos y con el que pudiera hablar sobre la claridad del viento en los labios, aquel me destruir el interior de flores amarillas y construiría para mi el barquito de espinas que navegaría en las fuentes del centro donde alguna vez conocí vagabundos, pero ninguna tan interesante e ingenioso como Juan del jarro, a pesar de que su estatua me asuste de noche cuando ya no tengo deseo de sentir.

Pero me doy cuenta que ser especial no tiene que ver la con la personalidad ni con la belleza de sentirse humano, sino con el sentido que nosotros le damos, esa fragilidad del sentido, me doy cuenta de lo especial que eres para mí, lo chistoso que jamas me di cuenta hasta que descubrí que era una persona que nunca ha tratado de cambiarme, en eso reside la belleza es apreciarla tal y como es

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