sábado, 20 de diciembre de 2008


Después de haber devorado mil veces la misma máscara, el recuerdo se volvió absoluto, la nostalgia, el deseo y las letras dejaron de ser opacas y la desconstrucción del muro de la ansiedad comenzó a escurrir entre las paredes de la vaguedad para dar comienzo una idea muerta,  su sentido de la vida se evapora como tierra en el cerebro, fue  impulsos de sentidos, el mundo se bombardeo a él solo, la misma mirada de ansiedad recorrieron los callejones, suturas mal hechas y recuerdo adversos, nadie podía constituir el caos en sí mismo.
     Imaginarse en una burbuja de ideas, lo hicieron corromperse entre los extraños de cabellos dorados,  fue como arrancarse la ideas por los ojos, destruir cada pedazo de mirada para darse cuenta que la percepción es una cosa espantosa. No tiene el sentido habitual de la nostalgia, la percepción devora ríos y mata deseos
imaginarte que era el sentido,  la sensación de descubrir cosas en nuestro camino oscuro, en donde nos dimos cuenta que no éramos seres que no entendían a la realidad.    La mirada emanaba locura, Y  el silencio pesadez, la locura de crear sentido a una realidad que no es nuestra, una realidad que le inventamos el nombre de mundo, esa realidad que aparecía como polvo en la mirada que no nos dejaba soñar nos mataba lentamente como un impulso inmaterial, como el sueño del adiós, era una realidad que pintaba viveros y laberintos mágicos, una realidad que nos desconcertaba y al mismo tiempo no tenía sentido, era la realidad más absurda que pudimos crear, una realidad
 donde existe el destino, donde los seres son universales y no mira más allá de su egoísmo, donde el silencio se expande como una fruta dorada y la mirada de justicia no existe, es el universo de gusanos ciegos y sordos, que no se cansan de ser alimentados con la perturbación de las ondas sonoras, esa realidad que experimenta con el deseo,


¿dime qué demonios es la realidad?

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