Ayer camine en las vías de un tren rojo y viejo, de esos de aire y aceite, los que viven de presión y anda a su propio ritmo, en esos que ya no existen, pero que viven en frente de piedras, de pesadillas y soledad, de movimiento y aire ficticio. Esos de vapor que supondrían morirán ante el ocaso del sol y se perderían entre girasoles.
Pensé en el camión amarillo y la caída del silencio, del la sangre que salio de mi cuerpo como el escape de una jeringa, pensé en ello, fue como descubrir que mi cuerpo lo habitan termitas y roedores, que busca encontrar el sueño de los solidos para no morir,
Entoces pienso quizas la realidad este atacando entre mi falta de silencio, o solo es un modo de seguir en el mismo viaje, en el mismo intinto de seguir en la nube morada que va en un viaje vagabundo, un viaje de traer piedras en los bolsillos, pasta de dientes en la mochila y agua de limon para no perder el contacto con la realidad.
Quizas sea el momento ed seguir entea enredadera de avejas y silencios postergados, es el momento de ser parte del arcoris y los girasoles, de las avispas y de la extraña sensacion de que los sueños no tiene que haber hospitales siquitricos ni adioses innecesarios, aunque aveces solo hay que decir nos vemos y que el mundo te de la felicidad espero que asi sea
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